martes, 15 de marzo de 2011

 Pasean juntos bajo la lluvia, por la calles más conocidas de Madrid. Se abrazan, bromean y se agarran de la mano. Aunque al segundo ella le suelta. No por desprecio, sino por temor. Ella, aunque no haya tenido largas conversaciones con él sobre sus respectivas vidas, sabe como es. Sabe que es impredecible, que es encantador y que, desgraciadamente, para él nunca podrá ser la única. A ella le encanta que se vista con esos pantalones ajustados, esas camisetas de colores vivos esos ojos marrones y sencillos, pero a la vez los más expresivos que ha visto en mucho tiempo; esa sonrisa, que no existen palabras exactas para describir con precisión y no quedarse corto, lo preciosa que es...y ese color de tez dorada que le hace suspirar a cualquiera, o eso piensa ella. 
Si cada persona estuviera asignada a otra sería perfecto, porque por desgracia, para esa chica de azules ojos saltones, él no la ve como ella quiere, si no como un mero juego de mesa: con él juegas una vez y podrás divertirte, pero a la segunda resulta aburrido. Habrá que esperar dos o tres meses hasta que te apetezca otra vez desempolvar aquel juego del armario.
¿ Y porqué será el " señor X" tan inesperado? ¿ Porqué tan difícil de entender ? ¿ Porqué tan cariñoso una noche, y a la mañana tan distante? ¿Porqué? 


Nadie tiene todas las respuestas y a veces lo mejor que podemos hacer es que el pasado quede en el pasado. Otras veces, tenemos que mirar al futuro y saber que, aunque creamos haberlo visto todo, la vida puede seguir sorprendiéndonos y podemos seguir sorprendiéndonos a nosotros mismos.

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