Tanto, tanto tiempo detrás de algo, algo que te quitaba el sueño, que te hacia sonreír en los días de lluvia y te hacia escuchar canciones de amor y no dejar de pensar. Ese algo era él. De repente, solo con un par de conversaciones y horas pasadas con 'él' llegas a la cuenta de la cantidad de horas que has perdido. Supongo que todo era fachada. Una fachada preciosa, que cubría la inmensa cantidad de defectos. Compartimos besos, abrazos y momentos, todos ellos preciosos en su día... pero tras descubrir que realmente NADA ES LO QUE PARECE y, que lo que uno se espera como un diamante, tan solo era una baratija falsa.
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